Montse cerró los ojos, encogiendo las piernas hasta poder abarcarlas con sus brazos, en un gesto protector. Apoyada en el altar de la Sagrada Familia, intentaba no pensar en lo que fuera de sus paredes estaba ocurriendo, pero los estallidos y las explosiones rompían la fortaleza de cristal que había intentado levantar a su alrededor.
Jamás hubiera imaginado que, en su corta existencia, tendría que presenciar una guerra tan cruenta como aquella, de españoles contra españoles, en una lucha de ideologías que lo arrasaba todo. Se suponía que ella debía estar en el lado de los republicanos, pero c
Montse cerró los ojos, encogiendo las piernas hasta poder abarcarlas con sus brazos, en un gesto protector. Apoyada en el altar de la Sagrada Familia, intentaba no pensar en lo que fuera de sus paredes estaba ocurriendo, pero los estallidos y las explosiones rompían la fortaleza de cristal que había intentado levantar a su alrededor.
Jamás hubiera imaginado que, en su corta existencia, tendría que presenciar una guerra tan cruenta como aquella, de españoles contra españoles, en una lucha de ideologías que lo arrasaba todo. Se suponía que ella debía estar en el lado de los republicanos, pero c